martes, 26 de octubre de 2010

motocross

                                                            motoscross


El motocross' es una disciplina motociclística que se desarrolla en circuitos sin asfaltar y en la que los distintos participantes disputan una carrera con el objetivo de finalizar en primera posición en la meta.

Es una de las modalidades más espectaculares del motociclismo, en la que se combina la velocidad con la destreza necesaria para controlar la motocicleta ante las irregularidades del terreno, con curvas cerradas, montículos, baches y cambios de rasante, y sobre una superficie de tierra que, generalmente, se encuentra embarrada con la finalidad de evitar el peligro que supone el polvo. Todo ello hace que en las carreras de motocross se sucedan saltos y derrapes.
El motocross demanda mucha resistencia y fortaleza física del piloto. Una moto de cross/enduro de competición es capaz de desarrollar una aceleración en tramos cortos comparable a los mejores automóviles deportivos, sin la comodidad de ir sentado y sobre terreno muy áspero; esto deriva en un trabajo constante de todos los músculos del cuerpo, en especial de los brazos y espalda. El circuito español donde recae el mundial de motocross es Bellpuig (Lérida). Uno de los corredores de ensenada es Bruno Cazares. Una cilindrada más caracteristica es el 85cc. Actualmente en España hay muchos campeonatos que llevan esta cilindrada como por ejemplo el de Castilla: "La mancha" con circuitos como Alovera (Guadalajara) y el Campeonato de Europa de MX2. Existen campeonatos regionales, nacionales e internacionales. Un corredor muy reconocido es Jeremias Israel quien ha recibido 64 títulos por sus logros en circuitos en Europa y América y en 2002 fue Nominado a Mejor Deportista del año en Motocross.

[editar] Variantes y derivados del motocross

Con el correr del tiempo y el avance de la tecnología esta disciplina se ha convertido en una disciplina mucho más espectacular, ya que permite saltos más largos y más altos y ha derivado en distintas disciplinas paralelas, como el freestyle o el supermotard. Estos son muy similar al motocross pero este se realiza sobre terreno mixto (asfalto y tierra); por tanto, las motocicletas y el equipamiento de protección del piloto son una mezcla entre los de motocross y de motociclismo de velocidad. La variante del freestyle consiste que con una moto similar a las de motocross(normalmente con motor 250cc 2tiempos) y con el parabarros de atrás recortado han de hacer saltos y acrobacias en el aire, cuanto más espectaculares mas puntúan y puntúan aún más si las acrobacias las hacen sin sujetar el manillar de la moto.
También existe Travis Alan Pastrana que es uno de los mejores en el freestyle otra disciplina parecida al motocross llamada "supercross", que se disputa en recintos más grandes (normalmente rodeados de tribunas o interiores de instalaciones fijas), y los montículos de tierra donde los pilotos saltan sobre sus motos son mucho más grandes y distribuidos específicamente para esta especialidad. Otra variante del motocross es el espectaculo de las Pit bike, que al igual que el motocross se realiza en circuitos sin asfaltar. Lo que diferencia este deporte del motocross es que las pit bikes son motos "chicas" (característica principal de esta modalidad) lo que facilita su conducción y manejabilidad. Habitualmente con ruedas 14" y 12" pulgadas las cuales llevan motor de cuatro tiempos y con mucho par esta moto es para gente de 14 años mas o menos.
El motocross es un deporte que combina la velocidad con la destreza, en donde se practica este deporte de velocidad? Este deporte se practica en unas pistas especializadas para este tipo de motos , también hay otros tipos de motos como es la moto de pista, la moto de enduro, Freestyle , supermoto, ATV/quadmotocross, supercross etc… cada moto es usada para diferentes carreras motocross pude tomarse como un Hobbie o muy bien también como una profesión y vivir de esto. En chile no estan los recursos todavía para tomarlo como profesión, pero hay varios países en que los competidores sólo se dedican a este deporte.uno de los mejores deportes de la historia, mas especificamente en Europa y Estados Unidos.
Palabras mas usadas en el motocross:
Afondo Topado Sin cortar Derrape Largada Hole Shot

el calentamiento global en en mundo

                  calentamiento global




    El calentamiento global es un término utilizado para referirse al fenómeno del aumento de la temperatura media global, de la atmósfera terrestre y de los océanos, desde 1850, coincidiendo con el final de la denominada Pequeña Edad de Hielo,[1] o ya sea en relación a periodos más extensos.[2] Este incremento se habría acentuado en las últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI.
El calentamiento global está asociado a un cambio climático que puede tener causa antropogénica o no. El principal efecto que causa el calentamiento global es el efecto invernadero, fenómeno que se refiere a la absorción —por ciertos gases atmosféricos; principalmente CO2— de parte de la energía que el suelo emite, como consecuencia de haber sido calentado por la radiación solar. El efecto invernadero natural que estabiliza el clima de la Tierra no es cuestión que se incluya en el debate sobre el calentamiento global. Sin este efecto invernadero natural las temperaturas caerían aproximadamente en unos 30 °C; con tal cambio, los océanos podrían congelarse y la vida, tal como la conocemos, sería imposible. Para que este efecto se produzca, son necesarios estos gases de efecto invernadero, pero en proporciones adecuadas. Lo que preocupa a los climatólogos es que una elevación de esa proporción producirá un aumento de la temperatura debido al calor atrapado en la baja atmósfera.
El cuerpo de la ONU encargado del análisis de los datos científicos relevantes —el IPCC (Inter-Governmental Panel on Climate Change o Panel Intergubernamental del Cambio Climático)— sostiene que: «la mayoría de los aumentos observados en la temperatura media del globo desde la mitad del siglo XX, son muy probablemente debidos al aumento observado en las concentraciones de GEI antropogénicas».[3] Esto es conocido como la teoría antropogénica, y predice que el calentamiento global continuará si lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero. En el último reporte con proyecciones de modelos climáticos presentados por IPCC, indican que es probable que temperatura global de la superficie, aumente entre 1,1 a 6,4 °C (2,0 a 11,5 °F) durante el siglo 21.[4]
Cualquier tipo de cambio climático, además implica cambios en otras variables. Sus múltiples interacciones hacen que la única manera de evaluar estos cambios sea mediante el uso de modelos computacionales, los cuales intentan simular la física de la atmósfera y del océano.
El Protocolo de Kyoto, acuerdo originado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y adoptado en la Conferencias de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, promueve una reducción de emisiones contaminantes, principalmente CO2. El protocolo ha sido tachado en ciertas ocasiones de injusto,[cita requerida] ya que el incremento de las emisiones tradicionalmente está asociado al desarrollo económico, con lo que las naciones que resultarían más afectadas por el cumplimiento de este protocolo podrían ser aquellas en zonas menos desarrolladas. No obstante en el citado protocolo, las naciones en desarrollo (incluidas China o la India) están exentas de contener sus emisiones de GEI.
Más allá del consenso científico general en torno a la aceptación del origen principalmente antropogénico del calentamiento global,[5] [6] [7] hay un intenso debate político sobre la realidad, de la evidencia científica del mismo. Por ejemplo, algunos de esos políticos opinan que el presunto consenso climático es una completa falacia,[8] y en enero de 2009 la minoría republicana del Senado de los Estados Unidos elaboró una lista con más de 700 científicos que disentían del origen antrópico de los cambios de temperatura de la Tierra.[9] En 2009 se descubrió el pretendido escándalo del denominado Climagate, que alegadamente demostró que los científicos de la Unidad de Investigación del Clima de la Universidad de East Anglia habrían manipulado los datos para así coincidir con las teorías del calentamiento global.[10] [11] Sin embargo, observadores científicos independientes cuestionan esa interpretación. Nature comenta: “Lo que los correos electrónicos no muestran, es sin embargo una gran conspiración para confeccionar el calentamiento global...”[12] New Scientist apunta que “no se ha mostrado que haya en los correos electrónicos hackeados algo que implique una socavación de ninguna de las conclusiones científicas”.[13] Continuando a examinar algunas de las sugerencias de los escépticos del origen antropogénico del calentamiento global, el artículo muestra varios ejemplos sobre la falta de ajustamiento a los hechos y su rigor -por ejemplo, la presentación de artículos de opinión de periodistas, como “artículos científicos revisados por pares”- y concluye: “dejamos que los lectores saquen sus propias conclusiones, acerca de en quien confiar”.
Algunos de los oponentes políticos de la propuesta parecen temer que las propuestas de acción para prevenir consecuencias del fenómeno, tengan una motivación política. Por ejemplo Christopher Monckton (hombre de negocios, político y periodista británico, autocreditado “experto en el cambio climático” a pesar de carecer de alguna cualificación científica) argumenta que el propósito del “tratado” que en su opinión sería inevitablemente firmado en Copenhague (ver Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU 2009), es el de imponer un Gobierno Mundial, impulsado entre otros por Obama, quien sería, en la opinión de Monckton, un "simpatizante comunista".[14] Monckton ha sido acusado repetidamente de manipular los datos.[15]
Existen además intereses económicos cruzados ya que hay muchas empresas que podrían ser negativamente afectadas si se las hiciera responsable de sus externalidades,[16] específicamente en el caso del control de emisiones de CO2 (ver también tragedia de los comunes), además de existir otras que se lucran extraordinariamente de las cuantiosas subvenciones a energías renovables, cuyos elevados costos las hacen incapaces de competir con las tradicionales (que sí emiten CO2). Así por ejemplo, el jefe del IPCC, Rajendra Pachauri fue acusado por Monckton, - en diciembre de 2009- de conflicto de intereses, uso de información privilegiada por su pasado como magnate petrolero y sus vínculos con el comercio de cuotas de emisión de contaminación.[17] Al Gore ha sido cuestionado por lucrarse invirtiendo en empresas verdes auspiciadas por la política ecologista.[18] [19] De igual modo, el diario izquierdista británico The Guardian y la ONG ecologista Greenpeace, acusaron en 2007 a la petrolera ExxonMobil de financiar informes que pusieran en duda la tesis oficial sobre el cambio climático.[20]
El primero en manifestar un interés por la materia fue Svante August Arrhenius, quien en 1903 publicó Lehrbuch der Kosmischen Physik (Tratado de física del Cosmos),[21] el cual trataba por primera vez de la posibilidad de que la quema de combustibles fósiles incrementara la temperatura media de la Tierra. Entre otras cosas calculaba que se necesitarían 3000 años de combustión de combustibles para que se alterara el clima del planeta, todo bajo la suposición que los océanos captarían todo el CO2 (actualmente se sabe que los océanos han absorbido un 48% del CO2 antropogénico desde 1800).[22] Arrhenius estimó el incremento de la temperatura del planeta cuando se dobla la concentración de dióxido de carbono de la atmósfera, eventualmente calculando este valor en 1,6 Centígrados sin vapor de agua en la atmósfera y 2,1 °C con vapor presente. Estos resultados están dentro de los parámetros generalmente aceptados en la actualidad.[23] Arrhenius otorgaba una valoración positiva a este incremento de temperatura porque imaginaba que aumentaría la superficie cultivable y que los países más septentrionales serían mas productivos.
Concentración de CO2 atmosférico medido en el observatorio de Mauna Loa: Curva de Keeling.
En las décadas siguientes, las teorías de Arrhenius fueron poco valoradas pues se creía que el CO2 no influía en la temperatura del planeta y el efecto invernadero se atribuía exclusivamente al vapor de agua. Sin embargo y 35 años después de que Arrhenius publicara su teoría, Guy S. Callendar, ingeniero británico especialista en vapor, publicó empezando en 1938, varios ensayos en los que que corregía algunas estimaciones realizadas por Arrhenius,[24] como la capacidad de los océanos para absorber CO2. A partir de un incremento observable de aproximadamente medio Grado Fahrenheit (unos 0,275 °C) entre 1880 y 1934, Callender estimó que el incremento promedio en la temperatura era 0,005 °C por año en ese período (actualmente se estima que en la segunda mitad del siglo XX se ha producido un incremento de 0,013 °C al año (IPCC, 2007, p. 30)). Callender argumentaba también que la actividad humana había incrementado el dióxido de carbono en la atmósfera en alrededor de 10% desde el comienzo del siglo. Esto revivió la sugerencia de Arrhenius y es conocido como “Efecto Callendar”.[25]
Entre otros, Roger Revelle -director del Scripps Institution of Oceanography, en California- creía que la sugerencia de Callendar era implausible: cualquier "exceso" de CO2 atmosférico sería -en su opinión- absorbido por procesos naturales. Esto dio origen al comienzo de un debate científico. Eventualmente, Charles D. Keeling, trabajando bajo la dirección de Revelle y en el marco del Año Geofísico Internacional, llevó a cabo una serie de medidas -entre 1957 y 1959- en sitios remotos y viento arriba de sitios poblados (Keeling usaba datos de una estación en Mauna Loa y otra en la Antártica) durante los dieciocho meses del año geofísico. Los resultados fueron claros y negativos para la posición de Revelle, mostrando sin dudas que no sólo había habido un incremento del dióxido de carbono atmosférico en relación al siglo XIX, sino que además incluso había habido un incremento durante el periodo de las mediciones mismas.[26]
Un poco antes, la Organización Meteorológica Mundial ya había iniciado diversos planos de seguimiento, los cuales tenían como objetivo entre otras cosas, el de calcular los niveles de CO2 en la troposfera. Esas observaciones fueron facilitadas por el desarrolló -en los años cuarenta- de la espectrofotometría de infrarrojos, la cual ha permitido conocer que el CO2 absorbe la luz de manera distinta al vapor de agua, incrementando notablemente el efecto invernadero. Todo esto fue resumido por Gilbert Plass en el año 1955.
Keeling continuo por otros cuarenta años sus observaciones; esas demostraron continua y repetidamente la corrección de su observación inicial. Keeling estableció que, sin importar donde se tomaran las medidas -ya sea ciudades o campos, valles o montes- la medida promedio del CO2 atmosférica es la misma, con leves variaciones de temporada (el promedio es más alto en el invierno del hemisferio norte) y que el incremento promedio es 1,5 partes por millón por año. Estos resultados permanecen sin cuestionamiento científico hasta el presente.[27]
Predicciones basadas en diferentes modelos del incremento de la temperatura media global respecto de su valor en el año 2000.
En 1974, aceptadas ya dichas hipótesis científicas, la OMM decidió crear un equipo de expertos sobre el cambio climático. Así en 1985 tuvo lugar la conferencia de Villach (Austria), donde las Naciones Unidas y el Consejo Internacional para el Medio Ambiente concluyeron que para finales del siglo XXI se podría producir un aumento en las temperaturas de entre 1,5 y 4,5 °C y un ascenso del nivel del mar entre 0,2 y 1,4 m.[cita requerida]
El revuelo social que produjeron todos estos estudios facilitó que en 1988 se fundara el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que en 1990 concluyo después de su primera reunión que de seguir con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero, cabría esperar un aumento de 0,3 °C por decenio durante el próximo siglo (mayor que el producido durante los últimos 10.000 años).[cita requerida] En 1992 se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, también conocida como la Cumbre de la Tierra, donde más de 150 países acudieron y se logró aprobar la Convención Marco sobre el Cambio Climático para tratar de estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero a un nivel aceptable.
En 1997 se comenzó a redactar el protocolo de Kioto sobre el cambio climático,[28] cuyo objetivo era reducir las emisiones de los principales gases de efecto invernadero: dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hexafluoruro de azufre, hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos. Se justificó no incluir el vapor de agua entre los gases considerados como de efecto invernadero.[cita requerida] Su redacción finalizó en 1998 aunque no entró en vigor hasta noviembre de 2004 cuando fue ratificado por Rusia.
Tras el tercer informe del IPCC,[29] se consideró la necesidad de un nuevo protocolo más severo y con la ratificación de más países aparte del G77. Por esta razón en 2005, se reunieron en Montreal todos los países que hasta el momento habían ratificado el protocolo de Kioto y otros países responsables de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo Estados Unidos, China e India. La negociación en Montreal proveía la redacción de unas bases para la futura negociación de un nuevo protocolo, el cual entraría en vigor en 2012,[cita requerida] fecha de caducidad del actual protocolo. Durante la reunión, varios países pusieron objeciones y retrasaron el pre-acuerdo (es el caso de Estados Unidos o Rusia) pero después de retrasar algunos días el final de la negociación se llegó a dicho pre-acuerdo.[30]
En Bali entre el 3 y el 13 de diciembre de 2007, se reanudaron las negociaciones y aunque no se fijaron límites para los gases de efecto invernadero, se alcanzó un acuerdo,[31] el cual entre otras cosas, incentivaba la distribución de energías renovables entre los países en vías de desarrollo para que estos no basaran su crecimiento económico en la quema de combustibles fósiles.[32]
El ex-secretario general de la ONU, Kofi Annan, abogó por una «justicia climática» al pedir a los contaminadores que pagasen los daños que causaran al clima, para que los pobres no se vieran más perjudicados[33]

Efectos potenciales

Muchas organizaciones (tanto públicas como privadas, incluyendo gobiernos y personas individuales) están preocupados que los efectos que el calentamiento global pueda producir sean profundamente negativos, o incluso catastróficos tanto a nivel mundial como en regiones vulnerables específicas. Esos efectos incluyen no solo el medio ambiente, sino además repercusiones económicas y biológicas (especialmente en la agricultura) que a su vez podrían afectar el bienestar general de la humanidad.[34] [35] Por ejemplo, un informe del Centro de Seguridad Nacional de USA advierte que: “en los próximos 30 o 40 años va a haber guerras por agua, una creciente inestabilidad causada por hambruna, enfermedades y la elevación de los niveles del mar y olas de refugiados. El caos resultante será un ‘caldo de cultivo’ para disturbios civiles, genocidio y el crecimiento del terrorismo”.[36] El político y líder español Javier Solana ha sugerido: “El cambio climático también causa graves riesgos políticos y de seguridad que afectan directamente a los intereses europeos. Esa es la razón por la que necesitamos para hacer frente a estos juntos, como europeos.”[37]
Ciertos fenómenos, como la disminución de los glaciares, la elevación del nivel de los mares y los cambios meteorológicos se han considerado consecuencias del calentamiento global que pueden influir en las actividades humanas y en los ecosistemas. Algunas especies pueden ser forzadas a emigrar de sus hábitats para evitar su extinción debido a las condiciones cambiantes, mientras otras especies pueden extenderse. Pocas ecorregiones pueden esperar no resultar afectadas.[38]
Elevación del nivel de los mares, medido en 23 estaciones fijas, entre 1900 y 2000.
Otro motivo de gran preocupación es la elevación del nivel de los mares. Los niveles de los mares se están elevando entre 1 y 2 centímetros por decenio, a la vez que se agudizan los fenómenos climáticos extremos. Algunas naciones isleñas del Océano Pacífico, como Tuvalu, ya están trabajando en los detalles de una eventual evacuación.[39] El calentamiento global produce un aumento de la cantidad de agua líquida procedente de la reducción de los glaciares de montaña y se teme un decrecimiento de los casquetes glaciares. En palabras del TAR del IPCC:
Se prevé que el nivel medio global del mar se elevará entre 9 y 99 cm entre 1990 y 2100. [...] y en caso de que todo el hielo de la Antártida se derritiera, el nivel del mar aumentaría 125 m.
Conforme el clima se haga más cálido la evaporación se incrementará. Esto causaría un aumento de las precipitaciones lluviosas y más erosión. El IPCC pronostica un aumento de las precipitaciones en las regiones frías (latitudes altas) y en ciertas regiones tropicales lluviosas, a la vez que una reducción en las zonas secas de latitudes medias y tropicales, como la cuenca mediterránea o el nordeste brasileño.(IPCC, 2007, p. 9) Es decir, un clima más extremo y con la precipitación repartida de forma más desigual.
Anomalía de temperaturas medias en el período 1995 - 2004.
El aumento de la temperatura no sigue una ley lineal, sino que presenta fluctuaciones debidas a procesos y la variabilidad natural, siendo la más notable de ellas el fenómeno de "El Niño". Durante el mismo periodo, las temperaturas en la superficie terrestre muestran un incremento de aproximadamente 0,15 °C por decenio,[40] que se contrarrestan en ciclos opuestos del mismo.(Lean y Rind, 2008) Esto sugiere que el proceso de calentamiento podría sufrir un aceleramiento repentino o que sea capaz de desencadenar cambios bruscos, anómalos y caóticos de temperatura,[41] por ejemplo, tormentas, huracanes, sequías, o incluso extremos globalizados o localizados de baja temperatura.[42] con efectos que podrían no ser fácilmente reversibles posteriormente.
Por ejemplo, conforme el clima se hace más cálido, la Corriente del Atlántico Norte, la cual se debe a los efectos de circulación en el clima presente (ver circulación termohalina) y data de la época del deshielo de la última glaciación hace 14.000 años, podría disminuir,[43] e incluso llegue a detenerse completamente, lo cual quiere decir que áreas como Escandinavia y Gran Bretaña, que son calentadas por esta corriente, podrían presentar un clima más frío, llegando incluso a sufrir una edad del hielo localizada.[44] Es necesario recordar que hace 11.000 años esa corriente sufrió una interrupción que duró unos 1.000 años. Esto provocó el miniperíodo glacial conocido como Dryas reciente —por el nombre de una flor silvestre alpina, Dryas octopetala— que duró 900 años en el noroeste de Norteamérica y el norte de Europa.
El calentamiento global modificaría la distribución de la fauna y floras del planeta; ello supondría la expansión de enfermedades de las que algunos de esos animales son portadores. Tal sería el caso de la malaria, el dengue o la fiebre amarilla, cuyos vectores son ciertas especies de mosquito que habitan principalmente en zonas tropicales.
El calentamiento global también podría tener efectos positivos, ya que las mayores temperaturas y mayores concentraciones de CO2 pueden mejorar la productividad de algunos ecosistemas. Los datos aportados por satélites muestran que la productividad del Hemisferio Norte se ha incrementado desde 1982. De acuerdo a cálculos de la Met Office inglesa, la producción agrícola europea podría aumentar -dadas condiciones hidrológicas óptimas- en un 25%.
Sin embargo se cuestiona el resultado general de esos efectos en relación al equilibrio económico humano norte-sur. Concretamente, el si el beneficio general de ese aumento en la productividad en países que ya producen lo necesario para sus habitantes, compensaría a nivel global la caída en la producción de los países áridos, semiáridos y tropicales. Por ejemplo, la producción agrícola de Pakistán podría decaer en 50%. De acuerdo a las estimaciones de la IPCC, muchos de los cultivos agrícolas que dependen de aguas de lluvia tanto en África como América Latina están cerca del límite de lo que pueden tolerar. Se prevén caídas generales de productividad agrícola de alrededor de 30% en esas regiones. La caída en la producción de arroz en Asia podrían llegar al 10%. En general, entre 1996 y 2003, la producción a nivel mundial de cereales se estabilizó a niveles de 1800 millones de toneladas anuales. Sin embargo a partir del 2001, y como resultado de la continuada expansión de consumo, los niveles almacenados en reserva han decaído, resultando en un falta de 93 millones de toneladas en relación a la demanda en 2003.
Adicionalmente, un incremento en la cantidad total de la biomasa producida no es necesariamente positiva, ya que puede disminuir la biodiversidad aunque florezcan un pequeño número de especies. De forma similar, desde el punto de vista de la economía humana, un incremento en la biomasa total pero un descenso en las cosechas seria una desventaja. Además, los modelos del IPCC predicen que mayores concentraciones de CO2 podrían favorecer la flora hasta cierto punto, ya que en muchas regiones temperadas los factores limitantes son el agua y los nutrientes, no la temperatura o el CO2 Tras ese punto, incluso aunque los efectos positivos del calentamiento continuasen, podría no haber ningún incremento de producción agrícola.
En el plano económico general, el Informe Stern -encargado por el gobierno británico en 2005- pronosticó una recesión del 20% del PIB mundial debido al cambio climático si no se tomaban una serie de medidas preventivas que, en conjunto, absorberían el 1% del PIB (Producto Interno Bruto) mundial.
Sin embargo, todo o mucho de lo anterior es materia de una controversia considerable con grupos ecologistas, políticos y económicos, en algunos casos exagerando los daños posibles y en otros, cuestionando y minimizando los modelos climáticos y las consecuencias del calentamiento global. (ver, por ejemplo: Controversia del gráfico de hockey
Gráfico de palo de hockey del reporte 2001 del IPCC. Datos de Mann et al. 1999. La línea roja: Tº reconstruidas (en base a lecturas de Tº y a anchura de anillos de árboles, azul: CO2.
Escépticos del calentamiento global señalan que durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial se incrementó mucho la emisión de los gases de efecto invernadero, y afirman, que en la época predominó entre los especialistas la alarma por un posible oscurecimiento global o enfriamiento global a finales del siglo XX.[45] [46] La interpretación más común del enfriamiento relativo de mediados de siglo se atribuye al aumento en las emisiones de aerosoles claros, que amplifican el albedo, determinando un forzamiento negativo. Su reducción siguió a la sustitución de combustibles y tecnologías por otras que emitiesen menos de estos aerosoles, en parte por las medidas de lucha contra la contaminación urbana e industrial y la lluvia ácida en los países desarrollados, de manera que el aumento en la emisión global de aerosoles se ha frenado.

Datos concretos

Ciertos datos concretos recogidos de fuentes científicas ayudan a comprender el alcance del fenómeno del calentamiento global, entender sus causas y vislumbrar sus consecuencias. (para todo lo que sigue, ver también IPCC, (2007) Cambio climático 2007: Informe de síntesis.)
Temperatura media terrestre en el período 1900 - 2004. El área gris representa el intervalo de confianza de 95% derivado sobre las cinco décadas anteriores. La línea roja es el promedio de cada década.
Estudios realizados, muestran que la temperatura ha incrementado a nivel mundial a partir del 1900[47] A partir de esa fecha, y década tras década, cada una es, en promedio, “más calurosa” que la anterior, proceso que parece estar acelerándose.[48]
Según un artículo publicado en el 2004, el calentamiento global podría exterminar entre el 15% y el 35% todas las especies de plantas y animales de la Tierra para el 2050.[49] Aún con anterioridad, un grupo de ecologistas había apuntado que el incremento de la temperatura amenaza ecosistemas en los cuales la raza humana depende para sobrevivir.[50] Se cree que este fenómeno ya ha empezado a hacerse sentir.[51]
Según un informe de Greenpeace,[52] el nivel del mar aumentará probablemente entre 9 (nueve) y 88 cm en el presente siglo debido al dióxido de carbono ya presente (y el que se prevé será producido) en la atmósfera, llevando a problemas y daños generalizados, amenazando principalmente a ciudades costeras.[53] [54]
De acuerdo al Comité Científico en Estudios Antárticos, si el incremento de la temperatura fuera solo de un 2% (el objetivo que se esperaba la reunión de Copenhague adoptara) el aumento del nivel del mar seria de unos 50 centímetros en 2050. Eso es el doble de lo estimado por IPCC.[55]
De acuerdo a un estudio comisionado por las industrias de los seguros, ese incremento de solo 50 cm en el nivel del mar amenazaría un estimado de 28 billones de dólares de bienes en las principales ciudades costeras a nivel mundial.[56]
Sin embargo, ese incremento no es el mismo en todas partes. Por ejemplo, estudios de la Universidad de Florida estiman que la costa atlántica de los EEUU será vera un incremento casi el doble que el promedio.[57] Como es de suponer, el impacto de tales problemas será sentido principalmente en ciudades de países menos desarrollados[58] [59]
El nivel del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera podría por lo menos duplicarse en los próximos 30 o 50 años a menos que una reducción substancial de emisiones tenga lugar. Consecuentemente, algunos estudios están empezando a considerar las posibles consecuencias de una cuadruplicación de los niveles atmosféricos de CO2.[60]
En tales circunstancias un incremento de 4º C en la temperatura promedio del mar no es impensable. Si ese llegara a ser el caso, el mar dejaría de ser un absorbedor de CO2 y se transformaría en un emisor.[61]
De acuerdo a un informe de la IPCC,[62] el incremento de temperatura sobre Groenlandia será entre una y tres veces superior el promedio mundial. Ese promedio es previsto por la IPCC entre 1,4-5,8° Celsius. Se estima que un incremento sostenido sobre Groenlandia de 3 º centígrados, llevaría al derretimiento completo de la capa de hielo, además de producir un incremento en el nivel del mar de alrededor de 6 a 7 metros.
El retroceso de una de las lenguas del Glaciar Aletsch en los Alpes suizos (fotos de los años 1979, 1991 y 2002), debido al calentamiento global.
En el 2000, se estimó que la aceleración del flujo del hielo en regiones de Groenlandia disminuye el volumen de su capa de hielo en 51 km³/año[63] , aunque una revaluación más reciente sitúa dicho número en 150 km³/año.[64] Parte del aumento se debe a una aceleración reciente de la fusión de los glaciares periféricos, y se estima que su contribución al aumento del nivel del mar ha alcanzado en 2005 un valor 0,57 ±0,1 mm/año.
Otra fuente estima que hay un concomitante aumento en la posibilidad de la estabilización, fragmentación y caída al mar de sectores de la capa de hielo en la Antártica, especialmente la llamada Capa de Hielo de la Antártica Occidental. De acuerdo a la misma fuente, el derretimiento o caída al mar de la totalidad del hielo antártico podría hacer subir el nivel del mar en 62 metros. Solo la capa occidental lo puede hacer subir en 6 metros.[65]
Con tan solo un metro de incremento, desaparecerían ciudades tales como Alejandría y causaría graves daños a muchas otras ciudades costales.[66] También destruiría totalmente algunos estados isleños (tales como las Maldivas), arruinaría las fuentes de agua potable en muchas regiones costeras, cosa que ya estaría sucediendo en países tales como Israel, Tailandia, China, Viet Nam, entre otros. Se ha calculado que solo en EEUU los daños alcanzarían el tres por ciento del Producto Nacional Bruto (156 mil millones de dólares).
Estudios posteriores sugieren que el resultado más posible de un aumento sostenido de 2 Grados centígrados será un aumento de seis metros en los niveles del mar.[67] Otros estudios sugieren que esto podría suceder más rápido que lo anticipado, debido a un sorprendente incremento en la tasa de derretimiento de los hielos antárticos y de Groenlandia,[68] [69] lo que podría llevar a un derretimiento “catastrófico” (súbito).[70]
Seis metros de incremento en el nivel del mar inundarían ciudades tales como Londres, Nueva York, Washington DC, y amplias regiones a través del mundo.[71] [72]
En caso de que toda la capa de hielo de la Antártida se derritiera, el nivel del mar aumentaría aproximadamente 61 metros.

Teorías que intentan explicar los cambios de temperatura

El clima varía por procesos naturales tanto internos como externos. Entre los primeros destacan las emisiones volcánicas y otras fuentes de gases de efecto invernadero, como por ejemplo el metano emitido en las granjas animales. Entre los segundos pueden citarse los cambios en la órbita de la Tierra alrededor del Sol (Teoría de Milankovitch) y la propia actividad solar.
Los especialistas en climatología aceptan que la Tierra se ha calentado recientemente (el IPCC cita un incremento de 0,6 ±0,2 °C en el siglo XX). Más controvertida es la dilucidación de las posibles relaciones entre las causas del fenómeno.[73] Tampoco nadie discute que la concentración de gases invernadero ha aumentado y que la causa de este aumento es probablemente la actividad industrial durante los últimos 200 años.
También existen diferencias llamativas entre las mediciones realizadas en las estaciones meteorológicas situadas en tierra (con registros en raras ocasiones comenzados desde finales del siglo XIX y en menos ocasiones todavía de una forma continuada) y las medidas de temperaturas realizadas con satélites desde el espacio (todas comenzadas a partir de la segunda mitad del siglo XX). Estas diferencias se han achacado a los modelos utilizados en las predicciones del aumento de temperatura existente en el entorno de las propias estaciones meteorológicas, debido al desarrollo urbano (el efecto llamado Isla de calor). Dependiendo del aumento predicho por estos modelos, las temperaturas observadas por estas estaciones serán mayores o menores (en muchas ocasiones incluso prediciendo disminuciones de las temperaturas).[cita requerida]

Teoría de los gases invernadero

Concentración de dióxido de carbono en los últimos 417.000 años. La parte roja indica la variación a partir de 1800.
La hipótesis de que los incrementos o descensos en concentraciones de gases de efecto invernadero pueden dar lugar a una temperatura global mayor o menor, fue postulada extensamente por primera vez a finales del s. XIX por Svante Arrhenius como un intento de explicar las eras glaciales. Sus coetáneos rechazaron radicalmente su teoría.
La teoría de que las emisiones de gases de efecto invernadero están contribuyendo al calentamiento de la atmósfera terrestre, ha ganado muchos adeptos y algunos oponentes en la comunidad científica durante el último cuarto de siglo. El IPCC, entidad fundada para evaluar los riesgos de los cambios climáticos inducidos por los seres humanos, atribuye la mayor parte del calentamiento reciente a las actividades humanas. La NAC (National Academy of Sciences: Academia Nacional de Ciencias) de Estados Unidos también respaldó esa teoría. El físico atmosférico Richard Lindzen y otros escépticos se oponen a aspectos parciales de la teoría.
Hay muchos aspectos sutiles en esta cuestión. Los científicos atmosféricos saben que el hecho de añadir dióxido de carbono CO2 a la atmósfera, sin efectuar otros cambios, tenderá a hacer más cálida la superficie del planeta. Pero igualmente se debe tener en cuenta que existe una cantidad importante de vapor de agua (humedad y nubes) en la atmósfera terrestre, y que el vapor de agua es un gas de efecto invernadero. Si la adición de CO2 a la atmósfera aumenta levemente la temperatura, se espera que más vapor de agua se evapore desde la superficie de los océanos. El vapor de agua así liberado a la atmósfera aumenta a su vez el efecto invernadero (el vapor de agua es un gas de invernadero más eficiente que el CO2).[cita requerida] A este proceso se le conoce como la retroalimentación del vapor de agua (water vapor feedback en inglés). Es esta retroalimentación la causante de la mayor parte del calentamiento que los modelos de la atmósfera predicen que ocurrirá durante las próximas décadas. La cantidad de vapor de agua, así como su distribución vertical, son claves en el cálculo de esta retroalimentación. Los procesos que controlan la cantidad de vapor en la atmósfera son complejos de modelar, por lo que aquí radica gran parte de la incertidumbre sobre el calentamiento global.
El papel de las nubes es también crítico. Las nubes tienen efectos contradictorios en el clima; cualquier persona ha notado que la temperatura cae cuando pasa una nube en un día soleado de verano, que de otro modo sería más caluroso. Es decir: las nubes enfrían la superficie reflejando la luz del Sol de nuevo al espacio. Pero también se sabe que las noches claras de invierno tienden a ser más frías que las noches con el cielo cubierto. Esto se debe a que las nubes también devuelven algo de calor a la superficie de la Tierra. Si el CO2 cambia la cantidad y distribución de las nubes podría tener efectos complejos y variados en el clima, ya que una mayor evaporación de los océanos contribuiría también a la formación de una mayor cantidad de nubes.
A la vista de esto, no es correcto imaginar que existe un debate entre los que «defienden» y los que «se oponen» a la teoría de que la adición de CO2 a la atmósfera terrestre dará como resultado que las temperaturas terrestres promedio serán más altas. Más bien, el debate se centra sobre lo que serán los efectos netos de la adición de CO2, y en si los cambios en vapor de agua, nubes y demás podrán compensar y anular este efecto de calentamiento. El calentamiento observado en la Tierra durante los últimos 50 años parece estar en oposición con la teoría de los escépticos de que los mecanismos de autorregulación del clima compensarán el calentamiento debido al CO2
Los científicos han estudiado también este tema con modelos computarizados del clima. Estos modelos se aceptan por la comunidad científica como válidos solamente cuando han demostrado poder simular variaciones climáticas conocidas, como la diferencia entre el verano y el invierno, la Oscilación del Atlántico Norte o El Niño. Se ha encontrado universalmente que aquellos modelos climáticos que pasan estas evaluaciones también predicen siempre que el efecto neto de la adición de CO2 será un clima más cálido en el futuro, incluso teniendo en cuenta todos los cambios en el contenido de vapor de agua y en las nubes. Sin embargo, la magnitud de este calentamiento predicho varía según el modelo, lo cual probablemente refleja las diferencias en el modo en que los diferentes modelos representan las nubes y los procesos en que el vapor de agua es redistribuido en la atmósfera.
Sin embargo, las predicciones obtenidas con estos modelos no necesariamente tienen que cumplirse en el futuro. Los escépticos en esta materia responden que las predicciones contienen exageradas oscilaciones de más de un 400% entre ellas, lo cual hace que las conclusiones sean inválidas, contradictorias o absurdas. Los ecólogos responden que los escépticos no han sido capaces de producir un modelo de clima que no prediga que las temperaturas se elevarán en el futuro. Los escépticos discuten la validez de los modelos teóricos basados en sistemas de ecuaciones diferenciales, que son sin embargo un recurso común en todas las áreas de la investigación sobre problemas complejos difíciles de reducir a pocas variables, cuya incertidumbre es alta siempre por la simplificación de la realidad que el modelo implica y por la componente caótica de los fenómenos implicados. Los modelos evolucionan poniendo a prueba su relación con la realidad prediciendo (retrodiciendo) evoluciones ya acaecidas y, gracias a la creciente potencia de los ordenadores, aumentando la resolución espacial y temporal, puesto que trabajan calculando los cambios que afectan a pequeñas parcelas de la atmósfera en intervalos de tiempo discretos.
Las industrias que utilizan el carbón como fuente de energía, los tubos de escape de los automóviles, las chimeneas de las fábricas y otros subproductos gaseosos procedentes de la actividad humana, contribuyen con cerca de 22.000 millones de toneladas de dióxido de carbono (correspondientes a 6.000 millones de toneladas de carbón puro) y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera terrestre cada año. La concentración atmosférica de CO2 se ha incrementado hasta un 31% por encima de los niveles pre-industriales desde 1750. Esta concentración es considerablemente más alta que en cualquier momento de los últimos 420.000 años, período del cual han podido obtenerse datos fiables a partir de núcleos de hielo. Se cree, a raíz de una evidencia geológica menos directa, que los valores de CO2 estuvieron a esta altura por última vez hace 40 millones de años. Alrededor de tres cuartos de las emisiones antropogénicas de CO2 a la atmósfera durante los últimos 20 años se deben al uso de combustibles fósiles. El resto es predominantemente debido a usos agropecuarios, en especial deforestación.[74]
Los gases de efecto invernadero toman su nombre del hecho de que no dejan salir al espacio la energía que emite la Tierra en forma de radiación infrarroja cuando se calienta con la radiación procedente del Sol, que es el mismo efecto que producen los vidrios de un invernadero de jardinería, aunque cabe destacar que estos se calientan principalmente al evitar el escape de calor por convección.
El efecto invernadero natural que estabiliza el clima de la Tierra no es cuestión que se incluya en el debate sobre el calentamiento global. Sin este efecto invernadero natural las temperaturas caerían aproximadamente unos 30 °C; con tal cambio, los océanos podrían congelarse y la vida, tal como la conocemos, sería imposible. Para que este efecto se produzca, son necesarios estos gases de efecto invernadero, pero en proporciones adecuadas. Lo que preocupa a los climatólogos es que una elevación de esa proporción producirá un aumento de la temperatura debido al calor atrapado en la baja atmósfera.
Los incrementos de CO2 medidos desde 1958 en Mauna Loa muestran una concentración que se incrementa a una tasa de cerca de 1,5 ppm por año. De hecho, resulta evidente que el incremento es más rápido de lo que sería un incremento lineal. El 21 de marzo del 2004 se informó de que la concentración alcanzó 376 ppm (partes por millón). Los registros del Polo Sur muestran un crecimiento similar al ser el CO2 un gas que se mezcla de manera homogénea en la atmósfera.

Teoría de la variación solar

Se han propuesto varias hipótesis para relacionar las variaciones de la temperatura terrestre con variaciones de la actividad solar, que han sido refutadas por los físicos Terry Sloan y Arnold W. Wolfendale.[75] La comunidad meteorológica ha respondido con escepticismo, en parte, porque las teorías de esta naturaleza han sufrido idas y venidas durante el curso del siglo XX.[76]
Variaciones en el ciclo solar.
Sami Solanki, director del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar, en Göttingen (Alemania), ha dicho:[77]
El Sol está en su punto álgido de actividad durante los últimos 60 años, y puede estar ahora afectando a las temperaturas globales (...) Las dos cosas: el Sol más brillante y unos niveles más elevados de los así llamados «gases de efecto invernadero», han contribuido al cambio de la temperatura de la Tierra, pero es imposible decir cuál de los dos tiene una incidencia mayor.
Willie Soon y Sallie Baliunas del Observatorio de Harvard correlacionaron recuentos históricos de manchas solares con variaciones de temperatura. Observaron que cuando ha habido menos manchas solares, la Tierra se ha enfriado (Ver Mínimo de Maunder y Pequeña Edad de Hielo) y que cuando ha habido más manchas solares, la Tierra se ha calentado, aunque, ya que el número de manchas solares solamente comenzó a estudiarse a partir de 1700, el enlace con el período cálido medieval es, como mucho, una especulación.
Las teorías han defendido normalmente uno de los siguientes tipos:
  • Los cambios en la radiación solar afectan directamente al clima. Esto es considerado en general improbable, ya que estas variaciones parecen ser pequeñas.
  • Las variaciones en el componente ultravioleta tienen un efecto. El componente UV varía más que el total.
  • Efectos mediados por cambios en los rayos cósmicos (que son afectados por el viento solar, el cual es afectado por el flujo solar), tales como cambios en la cobertura de nubes.
Aunque pueden encontrarse a menudo correlaciones, el mecanismo existente tras esas correlaciones es materia de especulación. Muchas de estas explicaciones especulativas han salido mal paradas del paso del tiempo, y en un artículo («Actividad solar y clima terrestre, un análisis de algunas pretendidas correlaciones», en Journal of Atmospheric and Solar-Terrestrial Physics, pág. 801-812, 2003) Peter Laut demuestra que hay inexactitudes en algunas de las más populares, notablemente en las de Svensmark y Lassen (ver más abajo).
En 1991, Knud Lassen —del Instituto Meteorológico de Dinamarca (en Copenhague)— y su colega Eigil Friis-Christensen, encontraron una importante correlación entre la duración del ciclo solar y los cambios de temperatura en el Hemisferio Norte. Inicialmente utilizaron mediciones de temperaturas y recuentos de manchas solares desde 1861 hasta 1989, pero posteriormente encontraron que los registros del clima de cuatro siglos atrás apoyaban sus hallazgos. Esta relación aparentemente explicaba, de modo aproximado, el 80% de los cambios en las mediciones de temperatura durante ese período. Sallie Baliuna, un astrónomo del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica), se encuentra entre los que apoyan la teoría de que los cambios en el Sol «pueden ser responsables de los cambios climáticos mayores en la Tierra durante los últimos 300 años, incluyendo parte de la reciente ola de calentamiento global».
Sin embargo, el 6 de mayo de 2000 la revista New Scientist informó que Lassen y el astrofísico Peter Thejil habían actualizado la investigación de Lassen de 1991 y habían encontrado que, a pesar de que los ciclos solares son responsables de cerca de la mitad de la elevación de temperatura desde 1900, no logran explicar una elevación de 0,4 °C desde 1980: